Hoy, 25 de Noviembre, recordamos llenos de orgullo, la vida de las Hermanas Mirabal y su compañero Rufino de la Cruz.
56 aniversario de un horrendo asesinato.
No hay espacio suficiente en este medio para honrar su memoria y hablar de estos hechos.
Hay muchas historias y muchas versiones…esta que colocamos, es un corto resumen de aquel hecho y que esperamos sirva de recordatorio didáctico de ese funesto hecho.
El 10 de enero de 1960, jóvenes de clase media, seminaristas, obreros, campesinos, profesionales y estudiantes celebraron una Asamblea Nacional en una finca propiedad de Charlie Bogaert, en Mao, donde dejan constituido el denominado Movimiento Revolucionario 14 de Junio, inspirado en el ejemplo y en el programa de los guerrilleros de 1959.
Bajo el liderazgo del abogado montecristeño Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), el esposo de Minerva Mirabal, los catorcistas se plantean como objetivo derrocar la tiranía mediante la lucha armada.
Trujillo no permitía sublevaciones ni movimientos partidistas ajenos a su régimen, por lo que apresó, además de Manolo y Minerva, a los esposos de María Teresa y Patria, el ingeniero Leandro Guzmán y el hacendado Pedro González.
Rafael -Fafa- Taveras, relata cómo la más joven de las “mariposas” María Teresa, se mantuvo incólume pese a los insultos y la tortura física, “las descargas eléctricas sobre los senos de aquella virgen hacían mover su cuerpo, pero sus labios no se abrieron con una queja”.
Semanas después de aquella orgía de sangre y dolor, las mujeres fueron liberadas, pero sus esposos fueron condenados a 30 años de cárcel.
De La 40, Manolo, Leandro y Pedro fueron trasladados a La Victoria, luego a la cárcel de Salcedo y de allí a Puerto Plata. Se le permitía una visita a la semana. Los viernes.
Pese a la advertencia de varias amigos de que se cuidaran, Patria, Minerva y María Teresa hacían el viaje a Puerto Plata todas las semanas a ver a sus esposos y a los otros compañeros de lucha allí prisioneros. El peligro era evidente, pero ellas preferían desafiarlo antes que dejarse doblegar por el miedo.
La orden de matar a las hermanas Mirabal fue dada expresamente por Trujillo desde el 4 de noviembre de 1960, pero no fue sino el 25 cuando se dieron las condiciones para su ejecución. Además de las razones políticas, Trujillo sentía un odio visceral hacia las hermanas, especialmente contra Minerva por su actitud altiva años atrás en una fiesta que se celebraba en San Cristóbal y a la cual fueron invitadas las jóvenes junto a sus padres.
Ese 25 de noviembre, poco después de las cuatro de la tarde, las Mirabal y Rufino de la Cruz, regresaban de Puerto Plata de ver a sus esposo en la cárcel San Felipe de Puerto Plata.
“A menos de dos kilómetros de la ciudad (de Puerto Plata) había un carro detenido con aparentes pasajeros afuera, mientras otra persona simula que revisaba el motor…..Rufino de la Cruz se detuvo cuando vio que el carro casi estaba en medio de la vía, al llegar paralelo al vehículo, el jeep fue asaltado; las mujeres lanzadas hacia afuera violentamente e introducidas al vehículo de los calieses.
Patria logró salir huyendo en dirección a un camión del Seguro Social que venía por allí, pero fue alcanzada y arrastrada por los cabellos e introducida al carro junto a sus hermanas, pero antes alcanzó a gritarles a los del camión: “Díganle a la familia Mirabal, de Salcedo, que los caliés van a matarnos”.
Cuenta Fafa Taveras, que el carro marchó con las tres hermanas adentro y Rufino fue mantenido en el jeep acompañado de dos calieses.
Y explica que antes de llegar a la Cumbre de Puerto Plata se desviaron hacia la derecha, por un camino sin pavimento, entre un cañaveral, y se detuvieron a más de cien metros de la carretera.
Un grupo de esbirros compuesto por Ciriaco de la Rosa, Alnfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez Terrero, bajo la dirección del teniente Alicinio Peña Rivera tuvieron a su cargo la ejecución de las Mirabal.
Fueron asesinadas a palos y puñaladas. Antes, los calieses habían ahorcado a Rufino su acompañante y quien manejaba. Como cómplices también estuvieron Sandiro Almonte, Silvio Antonio Gómez Santana, Viterbo Alvarez ( Pechito ), Pedro Peña Ortíz, David Olivero y Cándido Torres Tejada.
Luego de asesinar a las hermanas Mirabal, Trujillo ordenó la confiscación de todos sus bienes y los de sus esposos.
La sangrienta mano de hierro del tirano aplastó a las tres mariposas, pero sería uno de sus últimos crímenes.
El 30 de mayo del año siguiente caería abatido cuando se dirigía hacia su natal San Cristóbal. Murió como vivió: a sangre y fuego.
Texto: German Marte, periódico El Día